Aunque mi plan de vida estaba guiándome hacia ser Terapeuta, la verdad es que yo no lo veía, sólo sabía que estaba siguiendo un camino.
Pasé por varias experiencias, donde las relaciones con las personas a las que estaba expuesta habitualmente me fueron entregando distintos mensajes que no supe comprender inmediatamente. A ratos, me preguntaba ¿Por qué esas personas hacen «eso» conmigo? Me estaban agotando, tratando mal, de una manera muy dolorosa y negativa.
Como resultado de todo esto, terminé sintiendo una presión muy grande para salir de mis antiguos trabajos. Aprendí desde el dolor que es mejor fluir que resistirse. Y así fui ganando experiencia, conociendo personas y viviendo situaciones de gran aprendizaje. Aunque muchas de estas situaciones sólo las veía como “dolorosas”, ahora soy capaz de ver el “para qué” viví todo eso. Mi recorrido pasó desde vendedora, secretaria hasta profesora.
«Aprendí desde el dolor que es mejor fluir que resistirse. Y así fui ganando experiencia, conociendo personas y viviendo situaciones de gran aprendizaje. Aunque muchas de estas situaciones sólo las veía como “dolorosas”, ahora soy capaz de ver el “para qué” viví todo eso. Mi recorrido pasó desde vendedora, secretaria hasta profesora» |
Llegué a Campus Alama porque me gustó lo que podía aprender en un año. Dentro de todas las experiencias que viví, pude escuchar a una señora que trabaja con Guías Espirituales que me dijo “debes estudiar”, me quedó dando muchas vueltas ese mensaje. Increíblemente, se dieron todas las condiciones que necesitaba para poder estudiar nuevamente, pude inscribirme y participar del Programa Formación como Terapeuta Alama y hacerle caso a mi intuición respecto a estudiar. En un principio, sólo buscaba aprender, conocer para mí y mis cercanos. Sin embargo, terminé conectándome conmigo misma, con mi Plan Divino, con el Universo y con cada uno de nosotros: es decir, con el Gran Todo.
Y finalmente, pude comenzar a responder y entender aquel ¿Para qué? que ya venía rato dándome vueltas de mis experiencias pasadas. Tuve que pasar por todas esas experiencias de vida (hasta ese momento) para poder vivenciar la completitud del Todo. Entendí que mis experiencias fueron perfectas para ayudarme a tener una visión más amplia de los comportamientos de los niños desde el hogar, también de los padres en su rol de padres y apoderados, así como también del entorno familiar, la experiencia que viven esos hijos en la escuela, la Comunidad Educativa desde adentro y como se relacionan y comportan esos padres en sus propios trabajos junto a sus colegas, subordinados y/o jefes.
«No vine con el objetivo de ser Terapeuta, sino que para poder profundizar en mi autoconocimiento. Sin embargo, al poco andar comprendí que justo es éste el rol que me gusta tener, es lo que me gusta y me hace sentido…
Es y ha sido una maravillosa experiencia, un cambio desde el alma para ayudarme a mí y ayudar a otros.»
Cuando llegué a Alama no vine con el objetivo de ser Terapeuta, sino que para poder profundizar en mi autoconocimiento. Sin embargo, al poco andar comprendí que justo es éste el rol que me gusta tener, es lo que me gusta y me hace sentido. Por suerte, además he tenido la ayuda, guía y experiencia de todos quienes trabajamos en Alama, y en particular de Valeria, quien hasta el día de hoy sigue guiándonos, resolviendo dudas y fortaleciendo nuestro trabajo como Terapeutas. Por lo tanto, les digo que es y ha sido una maravillosa experiencia, un cambio desde el alma para ayudarme a mí y ayudar a otros.
Con cariño,
Bárbara Abarca M.
Terapeuta ALAMA
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