Cómo te contaminas energéticamente

Nuestro campo energético o aura suele contaminarse por diferentes razones y, cuando esto sucede, podemos llegar a tener problemas de salud de todo tipo. Por esta razón es importante saber cómo hacer una limpieza energética y cómo protegernos en este ámbito también.

Cada vez somos más conscientes de los cuidados que debemos tener con nuestro cuerpo. Nos mantenemos limpios, nos lavamos los dientes, cuidamos de nuestra piel, vamos al médico cuando nos sentimos enfermos y prevenimos las enfermedades a través de la alimentación, el ejercicio u otras conductas y hábitos. Pero así como tenemos un cuerpo físico del que nos preocupamos día a día, tenemos también un campo energético que nos rodea y es parte de nosotros, al que no solemos darle atención debido a que no lo percibimos con tanta claridad o no somos conscientes de él, pero que incide fuertemente en nuestros procesos de salud/enfermedad.

El campo energético o aura es un “conjunto de fuerzas electromagnéticas de densidades variables que se desprenden de los cuerpos físico, etérico, emocional, mental y espiritual. Está compuesto por muchas capas interrelacionadas, las cuales contienen información de todas nuestras vidas. El campo energético se modifica en función de nuestras emociones, pensamientos y de donde se sitúe nuestra conciencia de manera espacial y temporal” (Alama, 2016).

Cuando se genera una fisura en el campo energético, las consecuencias pueden ser de dos tipos; fugas de energía y contaminación energética. La primera, hace referencia a la pérdida o escape de energía, pudiendo generar fatiga, cansancio, depresión y otras sensaciones negativas. Por otra parte, la contaminación energética implica la posibilidad de que por estas fisuras entren entidades y energías de baja vibración con efectos bastante nocivos, que varían dependiendo de qué tipo sean.

La contaminación energética tiene consecuencias en diferentes áreas. A nivel emocional, tienden a exacerbarse algunas emociones destructivas y autodestructivas y/o se hacen más frecuentes. A nivel mental, pueden aparecer, también con mayor frecuencia, pensamientos negativos, rumiaciones o “rollos mentales” y, a nivel físico, pueden aparecer molestias, dolores, cansancio, etc. Algunos síntomas van haciéndose más frecuentes o intensos y terminan por transformarse en enfermedades físicas o trastornos psicológicos o psiquiátricos. Esto implica la posibilidad de que algunos cuadros puedan mejorar bastante tras una limpieza energética.

Otra cosa que puede relacionarse con la contaminación energética, es aquello que la gente llama “malas rachas” o “mala suerte”. Estos períodos en los que sentimos que nada nos resulta, se truncan proyectos, se echan a perder las relaciones interpersonales o tenemos una seguidilla de sucesos negativos, pueden explicarse también por la entrada de entidades o energías de baja vibración en nuestro campo energético y, al igual que con las enfermedades, estas malas rachas pueden desaparecer tras una limpieza.

Pero no sólo las personas pueden contaminarse energéticamente, los lugares y los objetos también se infectan y, a veces esa contaminación es tan potente, que muchas personas pueden percibirlo. De eso se habla cuando se dice, por ejemplo, que un lugar “está cargado” o que “tiene mala vibra”.

La mayoría de las personas asocia la limpieza energética a una serie de rituales con sahumerios, velas, agua bendita u otros recursos y herramientas, sin embargo en Alama no utilizamos elementos de ese tipo; hacemos de éste un proceso mucho más simple y accesible en cualquier momento y lugar en el que se cuente con la tranquilidad y el tiempo adecuado para hacerlo. Creemos que cada persona viene dotada con las herramientas para hacer limpiezas energéticas y también sanaciones, no requiere de instrumentos. Incluso, podemos efectuar estos procesos a distancia.

Siempre, al inicio de una terapia desde el enfoque Alama, se lleva a cabo una limpieza energética para evitar que en el proceso aparezcan interferencias que no correspondan a la persona, sino a las entidades y energías de baja vibración que la estén afectando. Existen diferentes tipos de limpieza desde este enfoque, dependiendo del tipo de contaminación y de las necesidades de las personas y espacios a limpiar, siendo todas éstas efectivas.

Luego de la limpieza, es imprescindible borrar las huellas y memorias que hayan quedado en la persona o en el lugar u objeto. Éstas son como “las cicatrices” o “las marcas” que la contaminación pudo haber dejado incluso después de la limpieza realizada. Posterior a la limpieza y al borrado de memorias, es fundamental sellar todas las capas del campo energético e instalar protecciones energéticas.

Para que la limpieza, el sellado y las protecciones energéticas sean duraderos, las personas deben tener ciertas precauciones para que su campo no vuelva a fisurarse, evitando así una nueva contaminación. Las circunstancias, elementos y conductas que se consideran factores de riesgo para la contaminación energética son los siguientes:

  1. El consumo de alcohol, drogas y medicamentos que alteren la consciencia, pues cuando esto sucede, el campo energético se permeabiliza.
  2. Las relaciones sexuales son también un espacio en el que ocurre un intercambio o contagio de contaminaciones energéticas, razón por la cual, si es posible, es bueno procurar que cada uno se haga una limpieza energética de manera periódica y, mejor aún si la hacen el mismo día, de manera que ambos estén libres de energías y entidades de baja vibración que puedan traspasarse de uno a otro. No está de más decir, a pesar que parezca de perogrullo, que en las relaciones sexuales casuales existe riesgo de contaminación energética.
  3. Las emociones contenidas, acumuladas o expresadas de manera inadecuada o explosiva fisuran el campo energético, por lo que resulta fundamental aprender a gestionar eficientemente las emociones.
  4. Las cirugías, cortes, rasmillones y heridas implican en sí mismas fisuras en el campo energético. En el caso de cirugías, el riesgo de contaminación es mayor aun cuando se usan anestésicos o sedantes que afectan la consciencia.

A raíz de lo anterior, podemos deducir que el autocuidado es muy importante para evitar la contaminación energética, pero también tener el conocimiento acerca de cómo hacernos nuestras propias limpiezas y protecciones energéticas es muy beneficioso para mantener un buen estado de salud integral.

En Alama llevamos tiempo enseñando como uno puede ser proactivo en su propia salud y realizar sus propias limpiezas energéticas. Lo importante de destacar es que TODOS podemos realizarlo, sin la necesidad de elementos extraños o dificiles de conseguir. 

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