Cómo Otras Vidas afectan tu Salud y Bienestar

La existencia de otras vidas aparte de la que experimentamos aquí y ahora tiene implicancias para nuestra salud y bienestar en varios sentidos. En esta columna te explicaremos en qué consiste este fenómeno y de qué manera nos puede afectar.

La re-encarnación y "las vidas pasadas” son un tema realmente alucinante para muchas personas. Desde que comenzaron a aparecer los libros de Bryan Weiss con relatos de personas que, a través de hipnosis regresivas recordaban episodios y hechos de otras vidas, el tema fue generando cada vez más interés. La lectura de Registros Akáshicos, las canalizaciones y las hipnosis, entre otras técnicas y terapias, han ayudado a cada vez más personas a acceder a esta información y a resolver conflictos actuales a través de ella.

El auge de las filosofías y religiones originarias de Oriente, también han contribuido a despertar un mayor interés en relación a esta temática y una visión diferente acerca de nosotros mismos; ya no como seres finitos, sino como seres en constante evolución y trascendencia.

No obstante, en el último tiempo, se ha ido dejando a un lado el concepto de “vidas pasadas” para comenzar a hablar de “otras vidas”, al comprender que el tiempo no es lineal y que estamos viviendo diferentes existencias de manera simultánea.

Imaginamos que, en este momento, se están cruzando algunos cables en sus cabezas y no queremos generar confusión, así es que, a continuación procedemos a explicarles de qué se trata todo esto.

Para quienes creemos en la reencarnación, no es extraño pensar que nuestra alma (inmortal), en su libre albedrío, decida experimentar la vida en este plano físico para evolucionar. Encarnamos y reencarnamos, en un proceso que tiene como objetivo el aprendizaje y la evolución para re-integrarnos totalmente con la Fuente Creadora de la cual venimos.

Hasta ahí probablemente está todo bien para quienes se sienten familiarizados con estos conceptos e ideas. Tal vez, muchos de ustedes pueden llegar a imaginarse también ese espacio entre la muerte y el re-nacimiento, en el que el alma, junto con sus Guías Espirituales y su grupo de almas evalúa los avances de la vida que acaba de finalizar y planifica los desafíos de la siguiente en función del logro de aprendizajes importantes para su evolución. Como explica David Topí, cuando estamos preparados para una nueva encarnación, nuestra estructura (multidimensional) se divide en el “Yo superior” o “el ser” que es el que comanda desde “arriba” (por decirlo de algún modo) y en la parte que corresponde al alma y a los cuerpos sutiles que se encarnan en el cuerpo físico. Esa es la parte de nosotros que “baja” a este plano a vivir una existencia terrenal y luego “vuelve a casa” en los períodos entre vidas hasta completar su evolución y volver a formas más sutiles hasta formar parte de la fuente.

Lo que tal vez sea nuevo para muchos, es plantearnos la posibilidad de que no vivamos todas nuestras existencias en la tierra. No siempre encarnamos como seres terrenales, sino que podemos vivir en otras galaxias y planetas y también en otras dimensiones en las cuales incluso nuestra apariencia y nuestra composición física sea muy diferente.

Pero probablemente, a todos nos cuesta más aún pensar en la posibilidad de que este proceso suceda una y otra vez de manera simultánea para todas nuestras existencias, pues esto implica que estamos en todas las vidas que hemos podido estar y que todas esas encarnaciones están sucediendo de manera simultánea.

Lo anterior puede despertar en nosotros la terrorífica fantasía de que tengamos un “otro yo” en otro continente y que, en algún momento podamos encontrarnos con él, pero, por fortuna no se trata de eso. Cuando hablamos de “vidas simultáneas”, queremos decir que el yo superior encarna en todas las épocas de la historia, en múltiples vidas que, al ser organizadas en una línea temporal de tres dimensiones –pasado, presente y futuro- nos da la impresión de que transcurren una tras otra, pero en realidad ese corresponde a un orden que le damos desde nuestra lógica humana, pues el alma no tiene tiempo. Asimismo, la mente se encarga de darle algo de lógica al asunto, haciendo que sólo podamos imaginarnos o acceder a través de diferentes técnicas, con mayor facilidad, a la información de las vidas experimentadas en este plano, a pesar de que existen muchos otros lugares y dimensiones en las que podemos estar.

En definitiva, podemos tener una parte de nosotros aquí y ahora, otra en Francia en la época Victoriana, otras en la Edad Media, otras tantas en la Prehistoria, otras en Las Pléyades y otras en lugares con nombres desconocidos en este plano y todas, desde el punto de vista del alma, están sucediendo ahora mismo.

La comprensión de este fenómeno tiene relevancia desde el punto de vista de nuestra salud integral y de nuestro bienestar, debido a que, en ciertas circunstancias, se abren portales dimensionales desde el plano mental, emocional, etérico, astral u otro, que posibilitan nuestra conexión con una de estas otras vidas y que puedan implicar que algunas emociones, pensamientos o energías se filtren en esta encarnación afectándonos de una u otra manera y perturbando nuestra realidad actual. Muchas personas relatan ser conscientes de existir en otro lugar al mismo tiempo, principalmente a través de sueños o de hipnosis.

En Terapia Alama, las “otras vidas” se configuran, por tanto, como un ámbito que utilizamos para sanar o aliviar dolencias y problemas de nuestra existencia aquí y ahora que pueden deberse a energías, pensamientos o emociones que provengan de otras vidas. A través de Alama logramos trascender esas energías y liberarnos de ellas para poder seguir enfocándonos en aquello que en esta encarnación tenemos que lograr.

Comprender cómo funcionan las vidas simultáneas es realmente difícil desde nuestra concepción del tiempo. Probablemente las teorías del no tiempo, pueden ayudarnos a entender mejor todo esto. Lo que sí debemos tener claro, es que cuando nuestra alma se plantea los aprendizajes que debemos tener y la cantidad de encarnaciones en que lo vamos a lograr, lo hace sin considerar el tiempo del modo en que nosotros lo hacemos.